En la
residencia estudiantil “La
Fraternidad ” de la ciudad de Concepción del Uruguay
(provincia de Entre Ríos), los internos que allí se alojaban para cursar todos
los años del ciclo secundario, conservaban en la vida social dentro del
internado usos y costumbres que provenían de años anteriores, a lo que
denominaban la “tradición Fraternal”.
Una de esas
costumbres era la de someter a manteadas, sumisiones, y vejámenes, no muy
encomiables, a los novatos que ingresaban por vez primera, y a los que habituaban
denominar como “pichicatos”.
A estos
novatos recién se los consideraban compañeros fraternales después de enseñarles
una especie de grito de entusiasmo que le daban sentido de unión y solidaridad
a los que le pronunciaban, y que, año tras año, el día del aniversario de la
fundación del instituto (el 14 de Mayo), los internos veteranos exclusivamente
del 4to año les enseñaban en una ceremonia especial.
Habitualmente
ingresaban a la residencia entre veinte y treinta jóvenes, de diversas edades,
que iniciarían sus estudios secundarios en el colegio nacional “Justo José de
Urquiza”, y los menos en la escuela normal “Domingo F. Sarmiento”.
En la fecha
anteriormente indicada, se celebraban las ceremonias de iniciación a cuyo
efecto los veteranos del 4to año de internado hacían formar fila a los
pichicatos, y los llevaban caminando hacia las afueras del pueblo, a un lugar
bellamente dotado por la naturaleza. Consistía en una hondonada extensa, que se
formaba al lado del arroyo “de la
China ” (afluente del Río Uruguay); lugar especialmente
desierto, ocupado ocasionalmente por algunas mujeres que iban al borde del
mismo a lavar grandes cantidades de ropa con sus claras aguas.
A ese lugar
lo denominaban “La Salamanca ”,
y el ritual consistía en enseñarles individualmente, unas palabras extrañas que
expresaban frases incomprensibles que constituían el grito de solidaridad y
fraternidad que los mantendría unidos por toda la vida; pero lo no muy
agradable era que esas enseñanzas se impartían con una elevada dosis de
castigos corporales, como palmadas, patadas, y otra suerte de vejámenes. En
caso de que algún novato, habiéndose enterado del contenido de ese ritual,
hubiera tratado de aprender ese grito de solidaridad antes de ir a “La Salamanca ”, y era
descubierto, se lo consideraba un pícaro, y en vez de acortar el trámite, se lo
prolongaba…
Cuando los
instructores consideraban que todos los pichicatos ya habían aprendido el
“Chécale” daban por concluida la ceremonia y regresaban al internado formando
una fila nuevamente. Los vecinos que los veían entrar de esta forma en la
ciudad, que era de una forma parecida al modo en que los soldados Romanos
transportaban a sus prisioneros, no se sorprendían, porque ellos también
conocían esa tradición. A partir de esa fecha, y habiendo aprendido el
“Chécale”, recién se consideraban “fraternales” a los pichicatos.
Y la frase
que pronunciaban a coro decía así:
“CHÉCALE,
CACHÉCALE, CACHÍN CHAU CHAU;
PÓMALE,
CAPÓMALE, CAPÍN PAU PAU;
CACHÉCALE,
CAPÓMALE, CARRA RA RA;
TALCA UELKA
LEDELKA LEDELKA
TALCA UELKA
LEDELKA LEDELKA
IU PAYTÍ,
IU PAYTÁ;
IP RA, IP
RA, IP RA”
Esta
locución, lingüísticamente incomprensible, no tiene traducción alguna, pero
sirvió durante muchos años como grito de unión y amistad, y era como un himno
que se entonaba para agasajar a los ex – internos del instituto que lo volvían
a visitar. Y tanto arraigo tuvo en sus espíritus, que aún muy lejos de ese
lugar, donde llegaban a encontrarse varios fraternales, les placía entonar
nuevamente ese grito, aunque carecía de melodía, de armonía, y aunque le daban
un ritmo apresurado. Y esta inexplicable costumbre persistió en cada uno de los
que vivieron en esa residencia de estudiantes, hasta el final de sus propias
vidas.
Que cosas locas, jajjaja, y pensar que tus hijas lo sabemos desde chiquitas!
ResponderEliminarhttps://www.youtube.com/watch?v=7OV2yfF0KIQ
ResponderEliminar1877 Fundación de la Sociedad La Fraternidad
ResponderEliminar13 mayo, 2009 — alumnosepnm184
Asociación Educacionista La Fraternidad:
Fundada el 14 de mayo de 1877, por alumnos y profesores del hUCUistórico Colegio del Uruguay, con el objetivo de brindar alojamiento a estudiantes provenientes de diferentes sitios de nuestro país y del exterior ante la supresión en 1876 de 48 becas provinciales.
Su edificio fue construido en el año 1888 en un predio donado por la Municipalidad local en la esquina sudeste de Ugarteche y 8 de Junio, edificio que actualmente se conserva. Posteriormente al verse superado en la cantidad de chicos que concurrían al internado se trasladó a un nuevo edificio que ocupa una manzana, y que se comenzó a edificar en el año 1920 y terminado en el año 1927 en virtud de un subsidio nacional.
En su histórico edificio funciona hoy día la UCU.
http://centromaxit.blogspot.com.ar/2010/04/133-aniversario-de-la-fraternidad-de.html
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